Johannes Grenzfurthner y Frank Apunkt Schneide son miembros de
`monochrom `__, un grupo de arte,
tecnología y filosofía con base en Viena y en Zeta Draconis. El
artículo original puede encontrarse en
http://www.monochrom.at/hacking-the-spaces.
..
Fue traducido por
`Barbanegra `__ en
`hackerspaces.org `__,
de donde derivó esta versión traducida por mpj.
*Una proclama crítica, de lo que fue, es y será un hackerspace (o
hacklab, para el caso)*
Hackerspaces 1 // Historia
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La historia de los llamados hackerspaces se remonta al momento en que el
movimiento contracultural estaba por alcanzar un estado de madurez.
Durante la década posterior en que los hippies intentaron establecer
nuevas formas de relaciones sociales, políticas, económicas y
ecológicas, se realizaron una gran cantidad de experiencias referentes a
la construcción de nuevos espacios en los que vivir y trabajar. Eran
considerados nichos para revivir y rescatar a las personas del monótono
estilo de vida en que la sociedad burguesa conducía los espacios
cívicos, desde los jardines de infantes hasta los cementerios, para
resultar exactamente iguales entre sí y reproducir su orden patriarcal y
económico.
Las políticas de establecer espacios abiertos fueron pensadas como
declaraciones explícitas que confrontaban una sociedad capitalista (y en
el Este: un comunismo autoritario) cuya propia estructura, propósito y
modo de funcionamiento se consideraba en términos generales como
alienante, para tomar el control de y para modificar sus relaciones y
necesidades básicas humanas. Así, la fallada revuelta de los sesenta
sobrevivió y floreció en las sombras de un omnipresente estilo de vida
burgués.
La idea de cambio fue conjurada desde lo alto de los sueños nebulosos
lisérgicos y discursos patéticos para alcanzar los sueños propios y/o
tener los pies en tierra firme –para ser des-obamizado, si se quiere.
Esta conversión ganó su fama debido al sueño hippie macro-político
(“Tenía mucho que soñar anoche”, como decía el título de una clásica
canción de pop psicodélico de *The Electric Prunes*) pero se deterioró
completamente. Los hippies aprendieron que el cambio social y político
requiere más que simplemente unir el mantra de los *posters*, canciones
pop y fantasías de drogas que estaban promoviendo.
El mundo real era muy duro como para ser impresionado por un puñado de
sucios burgueses marginados que cantaban mantras acerca del cambio. El
imperativo capitalista del mundo real era demasiado efectivo para
cambiar realmente. Y aún así, cuando todo finalizó en 1972, algunas de
las personas involucradas no estaban listas para rendirse y entregarse
al sistema para luego desaparecer en la integración –de ahí el uso de
tácticas de micro-política. En lugar de tratar de transformar el viejo
mundo en uno nuevo, la gente comenzó a construir pequeños nuevos mundos
dentro del viejo mundo. Compusieron espacios abiertos donde las personas
pudieran reunirse y probar diferentes formas de vivir, trabajar, tal vez
amar, y lo que sea que hace la gente cuando quiere hacer algo.
Es necesario darle una mirada al desarrollo histórico de los movimientos
políticos y su relación con los espacios y la geografía: la revolución
estudiantil de 1969 fue conducida por la idea de recuperar los lugares y
establecer una psicogeografía distinta entre el laberinto de la ciudad a
través de la desviación. Del mismo modo, el movimiento autónomo de la
década del setenta que cobró vida en Italia y luego influenció a
personas en países de habla alemana y los Países Bajos se centró en la
apropiación de los espacios, ya sea para centros juveniles autónomos
como para la apropiación de las ondas de radio piratas.
En consecuencia, los primeros hackerspaces encajan mejor en una
topografía contracultural, que consta de casas ocupadas, cafés
alternativos, cooperativas agrícolas, empresas de gestión colectiva,
comunas, centros de cuidado infantil no autoritarios y así. Todo esto
estableció una estrecha red, para un estilo de vida alternativo en el
corazón de las tinieblas burguesas.
Hackerspaces 2 // Presente
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Los hackerspaces brindaron lugares donde la gente podía ir a trabajar en
un ambiente no-represivo, relajado y tranquilo (al menos, tanto como
cualquier tipo de espacio o entorno dentro de la sociedad capitalista
puede ser llamado no-represivo, relajado y tranquilo). Sociológicamente
llamados ‘terceros espacios’, son espacios que rompen con el esquema
dual de la estructura espacial burguesa, con lugares para vivir y
lugares para trabajar (además de lugares para actividades recreativas).
Representan un camino integrador que se niega a aceptar un estilo de
vida formado mediante tal estructura. Esto significa que pueden llegar a
formas de trabajo cooperativo y no-represivo, por ejemplo, en problemas
técnicos que pueden resultar en soluciones nuevas e innovadoras. Y allí
es exactamente dónde la ‘vida equivocada’ de Adorno [1]_ podría colarse.
El sistema capitalista es una entidad altamente adaptable por lo que no
sorprende que espacios y modos de vida alternativos proveyeran ideas
interesantes que pudieran ser ordeñadas y comercializadas.
Ciertas características estructurales producto de este movimiento
‘indie’ fueron repentinamente muy aclamadas, aplicadas y reproducidas en
laboratorios de desarrollo capitalistas. Estas cualidades se adaptan
mejor a la tendencia por la que –finalizando los setentas– la sociedad
burguesa comenzó a actualizarse y relanzarse usando las experiencias
adquiridas a través de esos proyectos contraculturales. La cultura
oficial cosechó el conocimiento obtenido en estos proyectos y lo aplicó.
La normalización de la disidencia. Oh, sí.
Así, la revuelta de los sesenta y todas las micro-revoluciones que le
siguieron resultaron una especie de refresco periódico. Como sistema, el
capitalismo está siempre interesado en librarse de sus antiguos rasgos
opresivos que pueden bloquear su evolución y perfeccionamiento en
conjunto. Como un ejemplo: el eco-capitalismo se puso de moda, y resultó
muy eficaz en la generación de “buenas riquezas” capitalistas y “buenos
sentimientos” capitalistas. Hoy en día los hackerspaces, funcionan en
forma distinta de como lo hacían inicialmente. Cuando el primer
hackerspace se formó siempre habían claras distinciones (un
“antagonismo”) entre “nosotras” (las personas resistiendo) y “ellas”
(las personas controlando).
Cierta gente no quería vivir y trabajar dentro del esquema de trabajo
burgués clásico y se negó a ser parte de su proyecto ideológico y
político, por muy buenas razones. La alteridad de los espacios en ese
entonces era determinada por la consistencia de una cultura dominante
burguesa sobre la base de un orden dualista de guerra fría mundial. Una
vez más demostraron ser terceros espacios de una clase diferente: ni
Estado ni capitalismo de libre comercio. Y ser estructural e
ideológicamente diferentes de eso había sido una importante declaración
y postura política. En una sociedad de fácil distinción entre las
categorías principal y clandestina, cada actividad llevada a cabo en el
espacio abierto del tipo clandestino, es un paso alejándose de la
dirección equivocada.
La misma práctica de hacer un uso personal de estructuras alternativas
viene con la garantía de estar del lado bueno. Pero la sociedad
pos-guerra fría estableció un orden diferente que afectaba profundamente
la posición de los hackerspaces. Mientras que por un lado se fortaleció
y se tornó más represivo, el sistema (¡ningún boludo!) aprendió a
tolerar cosas que son distintas (de camino a su integración o
asimilación) y a entender que siempre han sido los bordes de la
normalidad donde crecía la nueva sustancia. Ordeñando cultura
encubierta. Antes de eso, la intolerancia abierta y seguidamente la
brutal opresión llevada a cabo contra los espacios contraculturales
únicamente los hizo más fuertes y su necesidad más evidente (al menos
donde la sociedad no tuvo éxito en su aplastamiento).
Así, las formas de vida alternativas se aplicaron idealmente como un
rejuvenecimiento de lo que era viejo, aburrido, conservador e impotente
para progresar y adaptarse en el constantemente cambiante presente
burgués. Nuevas formas de resolver problemas técnicos (y estéticos) se
cocinaron en el *under* y los burgueses cazadores de talento observaron
de cerca para ocasionalmente seleccionar esto o aquello, tal como pasó
en el campo de la música pop con el llamado rock alternativo de los
noventas. Moda alternativa, ¡ahoi!
Por otro lado, los noventa marcaron el triunfo de la democracia liberal,
tal como escribe Slavoj Žižek:
La caída del Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989 marcó el inicio
de la “feliz década de 1990”. De acuerdo a Francis Fukuyama, la
democracia liberal había, en principio, ganado. La era es
generalmente vista como finalizada tras el 9/11. Sin embargo, parece
que la utopía tuvo que morir dos veces: el colapso de la utopía
política liberal-demócrata del 9/11 no afectó la utopía económica del
mercado global capitalista, que ahora ha llegado a su fin. (Žižek,
2008)
Es por tanto muy irónico que los geeks y nerds, mientras observan la
muerte de la liberal-democracia en su forma política (libertades civiles
concedidas a fin de mantener la paz social) así como en su forma
económica (crisis) se vuelven defensores liberal-demócratas de una
ideología que ya ha fallado. Sin las líneas de demarcación política de
una sociedad de guerra fría, los hackerspaces cambiaron a veces sin
notarlo. La agenda política fue multiplicada por problemas individuales
que los tecno-nerds intentaron resolver en una agradable atmósfera sin
miedo, estados no agresivos donde la agresividad del mercado fue
suspendida; donde uno puede hablar de problemas y desafíos técnicos y
creativos y desafiarse cortésmente con personas con ideas afines.
Como tal, el enfoque político se desvaneció en el camino a ser pequeños
talleres-paraísos frikis. Las micro-políticas fallaron en la misma
escala y con el mismo alcance que los antiguos proyectos macro-políticos
que fueron pulverizados por la irreversibilidad del capitalismo. La idea
de tener una revolución (de cualquier tipo) fue domesticada hacia un
reformismo aséptico y las únicas revoluciones que yacían delante eran
las semi-revoluciones tecnológicas de internet y sus brotes de red
social. Sin las antiguas agendas políticas los hackerspaces se
convirtieron en pequeños lugares que en realidad no hicieron diferencias
fundamentales.
Comparable a la caída de las casas okupas obteniendo un estado de
legalidad y convirtiéndose en nuevos proyectos de vivienda burguesa
donde los bohemios urbanos copados viven sus vidas alternando
continuamente entre el mundo del arte, lo clandestino, negocios de IT y
agencias de publicidad. Este puede no ser el caso para todos los
hackerspaces que existen hoy en día, pero debería notarse que esto le
ocurre a la mayoría. Y mientras por un largo tiempo el esquema
macro-político funcionó bastante bien para proporcionar la diferencia
inherente que se había asociado a todas las actividades realizadas en
los hackerspaces (incluso a las cosas más triviales como soldaduras,
lecciones de alfarería o clases de malabares), es lo que falta ahora.
Debido a esta deficiencia los hackerspaces ya no pueden ser formados y
politizados en una escala más amplia. Esto claramente significa que no
importa lo que hagamos: nuestras comunidades de hackerspaces permanecen
restringidas; no son nada más que el fluido de nutrientes para la cría
de recursos humanos. (¡Soylent Google está hecho de personas!).
Hackerspaces 3 // Futuro
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Entonces, ¿qué se puede hacer al respecto? Realmente, no es muy difícil
encontrar algo sobre lo que protestar. Vigilancia, lo que sea. Utilizar
el prefijo “anti” no es un problema. Usar la regla 76 –siempre y cuando
se pueda pensar en eso, se puede estar en su contra. Pero eso es
demasiado simple. Nunca antes en la historia de la sociedad burguesa ha
estado todo tan jodido como lo está ahora. Pero lo que falta en todas
las prácticas que ocurren en los hackerspaces es una teoría concisa de a
qué se parece la sociedad burguesa y qué debería ser atacado por
nosotros construyendo y manteniendo espacios abiertos dentro de esa
sociedad.
El hermoso enfoque alternativo que compartimos debería basarse en una
teoría, lo que debe ser leído como: una agenda política que le de cierto
glamour revolucionario a lo que realizamos a diario creando artilugios
técnicos, tendiendo redes por el mundo o utilizando nuestra tecnología y
habilidades de programación. Para alcanzarlo realmente necesitamos un
sentido más explícito y un entendimiento de la historia de lo que
estamos haciendo, de los acercamientos políticos y de las demandas que
se hicieron hace mucho tiempo y aún están allí, escondidas en lo que
hacemos ahora mismo.
Para comenzar nos gustaría organizar ciertos talleres en los
hackerspaces donde podamos aprender acerca de filosofía, historia y
otros aspectos que necesitamos recobrar en nuestras vidas. La teoría es
un juego de herramientas para analizar y deconstruir el mundo. Además,
necesitamos reflejar y entender lo que los hackerspaces de hoy hacen
bajo el “benevolente” control de un cierto grupo de mayormente hombres
blancos, trabajadores, técnicos, nerds y hábiles con las manos. Y que
dan forma a una práctica propia que condena a la mayoría de los
hackerspaces actuales. (Resulta difícil comprender que existen
hackerspaces en algunas partes de Estados Unidos que no tienen un solo
miembro afroamericano o latino. Pero nos gustaría mantener nuestra
pedantería europea hacia nosotros mismos. Debemos observar a nuestra
oh-tan-multicultural escena hacker en Europa y preguntarnos a nosotros
mismos si los hackers de origen inmigrante de Turquía o los estados del
norte de África están representados en números que uno puede esperar de
su porcentaje de la población. O, simplemente, contar la representación
femenina y ver si hacen el 50% de los miembros.)
Por lo tanto, nos encontramos con que los hackerspaces de hoy están
excluyendo una gran cantidad de grupos étnicos y sociales que parecen no
encajar o tal vez lo sienten así, y son ahuyentados por la
preponderancia de hombres blancos nerds, sus (tal vez) bromas sexistas o
excluyentes, o cualquier cosa que aporte a eso. O tal vez no tienen las
habilidades adecuadas para comunicarse y/o cooperar con las manadas de
geeks (o al menos pueden pensarlo).
Lo que se necesita es la inclusión no-represiva de todos los grupos
marginados por la sociedad burguesa tal cómo ha sido la intención de los
primeros hackerspaces en la historia de la contracultura. Si aceptamos
la idea marxista que la misma naturaleza de la política eśtá siempre en
el interés de los que actuan, las políticas de los hackerspaces son por
ahora en el interés de hombres blancos de clase media. Esto tiene que
cambiar.
Bueno, eso es todo por ahora. Empecemos a trabajar en esto y veamos qué
pasaría si cambiamos los de alguna manera aburridos hackerspaces del
presente en algunas glamorosas fábricas de una impredecible libertad
para todas nosotras, incluso aquellas que no encajan en el clásico
esquema nerd. Cambiemos a los nerds. Hagámoslos un mejor espacio. Para
vos y para mí y para toda la raza humana.
Agradecimiento a Jens Ohlig por los comentarios y consejos. Gracias a
Melinda Richka por la severidad gramática.
☠♥☠ Agradecimiento a los hermanos de QuilmesLUG por tanta buena onda.
*Barbanegra*.
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:name: ref-zizek-2008
Žižek, S. (2008). Use Your Illusions. Accedido desde
http://www.egs.edu/faculty/slavoj-zizek/articles/use-your-illusion/
.. [1]
Los autores se refieren a la conocida frase de Theodor W. Adorno “la
vida equivocada no se puede vivir correctamente”, escrita en *Minima
Moralia, §18*. (Nota de la traducción.)